P R î L O G O

Por

Guillermo Ortiz[*]

 

 

En la biblioteca de todo estudiante que cursara la carrera de econom’a con un m’nimo de seriedad, luci— por dŽcadas el grueso libro de texto introductorio escrito por el profesor Paul A. Samuelson.  En el caso de AmŽrica Latina –y de MŽxico en particular–, la versi—n que m‡s se difundi— fue la de la casa espa–ola Aguilar, razonablemente bien traducida –aunque con muchos hispanismos a veces desconcertantes— y bellamente editada.  A pesar de la eminencia intelectual del autor del libro, la inmensa mayor’a de sus lectores s—lo tuvimos por a–os dos referencias sobre su persona: la autor’a de ese exitoso texto y el Premio Nobel que le fue concedido en 1970.  Felizmente, en una forma amena, inteligente, ‡gil y muy bien informada los autores de esta biograf’a nos acercan al perfil de quien en su opini—n ha sido el economista m‡s sobresaliente de la Žpoca contempor‡nea.

 

La prueba de fuego para toda publicaci—n es su permanencia en el mercado.  Desde ese punto de vista, el libro de texto de Samuelson constituye un Žxito indudable.  En sus m‡s de 12 ediciones —las siete primeras escritas en solitario y las restantes en coautor’a con el profesor William Nordhaus de la Universidad de Yale— el libro ha vendido m‡s de 4 millones de ejemplares y ha sido traducido a 41 idiomas.  Y de gran importancia es que incluso desde su primera edici—n del a–o de 1948, han existido en el mercado otros libros de texto que le han disputado lectores y disc’pulos.

 

Cabe atribuir la difusi—n de esa obra –y por quŽ no decirlo, tambiŽn su Žxito— a varias virtudes.  En primer lugar, a su cobertura de temas, ya que ha abarcado satisfactoriamente la totalidad de los t—picos centrales de la ciencia econ—mica.  Otra virtud ha sido su capacidad did‡ctica.  Tercero, ha sido un libro que se public— desde un principio con muy buenas ideas editoriales que en muchos aspectos resultaron novedosas.  Un ejemplo, es el de los recuadros explicativos sobre conceptos o paradigmas fundamentales de la ciencia econ—mica.

 

Como es el caso de todos los grandes escritores –sean o no acadŽmicos—, los textos del profesor Samuelson salen de su pluma bendecidos con un toque maestro.  Es algo dif’cil de explicar, pero evidente para quien ha tenido el privilegio de leerlo.  Segœn se desprende de lo dicho por los autores, profesores Szenberg, Gottesman y Ramrattan, as’ ocurre tambiŽn con Samuelson el orador.  Se trata de un comunicador muy talentoso y sensible que establece una empat’a especial con todos los auditorios a los que se dirige.  Entre ellos se han encontrado con frecuencia los encargados de dirigir la pol’tica econ—mica de los Estados Unidos y que han buscado su asesor’a.

 

Habiendo dicho lo anterior sobre el libro de texto de Samuelson y su capacidad como escritor y orador, cabe preguntarse: Ày cu‡les son las virtudes de la presente obra biogr‡fica?  Una publicaci—n exitosa es resultado de una confluencia constructiva, tanto por parte del autor –en el caso de que me ocupo, autores en plural— como del editor.  As’, el mŽrito inicial que debe destacarse es el que corresponde a la empresa editorial Pinto Books.  La idea de dar a conocer las diferentes disciplinas del saber humano–f’sica, sociolog’a, medicina, econom’a, etc. –a travŽs de la biograf’a de uno de sus practicantes m‡s destacados tiene gran potencialidad. Consecuentemente, cuando a los autores se les pidi— escribir la biograf’a de un economista sobresaliente, inmediatamente y sin dudarlo, pensaron en la figura de Samuelson.

 

Aunque la obra tuvo como inspiraci—n inicial la admiraci—n y el afecto, al trabajo no le falta objetividad. Desde el Prefacio y los Agradecimientos se van perfilando los principales rasgos del biografiado a travŽs de observaciones perspicaces y profundas.  Los autores se confiesan deslumbrados por el despliegue de capacidad creativa, Òenerg’a, aplomo, renuencia a promover su propio engrandecimiento, mŽritos, y una profundidad y una inventivaÓ impresionantes en la persona del profesor Samuelson: ÒPor si s—lo, logr— revitalizar y ha transformado a la disciplina de la econom’aÓ.

 

ÁLo que es el azar en la vida de las personas!  La econom’a estuvo cerca de perder para siempre a Samuelson como practicante en favor de alguna otra especialidad cient’fica o profesi—n.  Su padre, que era farmacŽutico, acaricio por a–os la idea de que alguno de sus herederos siguiera esa especialidad.  Pero no ocurri— con Paul ni con ninguno de sus hermanos.  En la adolescencia, en plena recesi—n econ—mica, el joven Samuelson se matricul— en la Universidad de Chicago, tan s—lo porque era la œnica instituci—n que estaba a distancia de caminata de su hogar.  Y en su primer a–o en Chicago, la vinculaci—n entre ciencia y futuro profesional se concret— venturosamente durante el curso introductorio impartido por el profesor Aaron Director, un catedr‡tico brillante aunque de ideas muy conservadoras.

 

Los autores se–alan que ningœn practicante marc— con mayor impacto durante el siglo XX el desarrollo de la ciencia econ—mica que el profesor Samuelson.  ÀA quŽ cabe atribuir haber sido elegido por la Academia Sueca para el premio Nobel de econom’a en apenas su tercera edici—n?  A riesgo de aportar un juicio demasiado esquem‡tico, puede considerarse que su premiaci—n se debi— a mŽritos en cinco —rdenes.  En primer lugar, a la vasta obra que eman— de su tesis de doctorado (intitulada Fundamentos para el An‡lisis Econ—mico) y que ha sido la m‡s influyente en ese gŽnero en la historia de la econom’a en los Estados Unidos.  En segundo lugar cabe agrupar al resto de sus aportaciones y contribuciones al avance, sobre todo de la teor’a econ—mica.  Tercero, seguramente no fue un obst‡culo para conseguir dicho galard—n el Žxito obtenido por su libro de texto. Cuarto, tambiŽn influy— su prestigio como catedr‡tico y expositor brillante.  Por œltimo, y de no menor importancia, merece destacarse su influencia sobre el desarrollo metodol—gico de la disciplina econ—mica.

 

Los autores han dedicado todo un cap’tulo del libro  –el  segundo— a explorar lo que lleva por t’tulo Òel MŽtodo de SamuelsonÓ. En lo fundamental, Žste ha consistido Òen la aplicaci—n de las matem‡ticasÓ al desarrollo de la teor’a y del an‡lisis econ—mico.  Samuelson ha explicado en muchas conferencias y textos en quŽ reside, a su juicio, la importancia de las matem‡ticas en la econom’a.  Las matem‡ticas son un lenguaje;  en ello reside principalmente su valor.  Pero un lenguaje que en muchos sentidos resulta superior a la prosa para expresar y explicar los fen—menos econ—micos.  Adem‡s, puede ser un lenguaje mucho m‡s sintŽtico.  Las matem‡ticas poseen tambiŽn la virtud de la precisi—n, aparte de que ofrecen al analista una gran variedad de conceptos susceptibles de aplicarse al estudio de los fen—menos econ—micos.  Por œltimo, mediante ese enfoque pueden expresarse en forma compacta fen—menos que tienen una naturaleza multidimensional.  (En contraste con la exposici—n gr‡fica, que alcanza tan s—lo tres dimensiones).

 

Al referirse a las virtudes del profesor Samuelson, los autores nos hablan de su calidad como comunicador de excelencia.  Se nos menciona tambiŽn su sensibilidad y su talento para sintonizar sus exposiciones con el auditorio que lo escucha.  Sin embargo, en el texto no se hace referencia explicita a una variaci—n muy importante de esa faceta que es su capacidad como polemista.  Sin embargo, Samuelson lo ha sido por vocaci—n y por car‡cter, adem‡s de que los tiempos en que ha vivido han sido de intensa controversia ideol—gica y te—rica.  Es decir, tiempos propicios para la confrontaci—n y el debate.  De hecho, los autores le conceden bastante atenci—n a una de las polŽmicas acadŽmicas m‡s conocidas en las que se involucr— Samuelson.  Ciertamente fue un enfrentamiento de titanes el desacuerdo que se suscit— entre Milton Friedman y Paul Samuelson en relaci—n con la positividad del mŽtodo en el campo del an‡lisis econ—mico.

 

Que a Samuelson nunca le tembl— el pulso para confrontar incluso a santones de la academia, lo ilustra su trayectoria como alumno primero en Chicago, pero sobre todo en la Universidad de Harvard con sede en Boston.  Con su fina inteligencia y su talento precoz, aquel disc’pulo oriundo de Gary, Indiana, tuvo siempre la intuici—n para detectar los errores l—gicos y deductivos en que incurr’an sus maestros.   El resto proven’a de su personalidad y de su psicolog’a: mientras m‡s impresionante y afamado era el catedr‡tico, mayor aplicaci—n pon’a el alumno en su encomienda de esclarecer las fallas ocultas en el desarrollo de los argumentos. 

 

Ya merecidamente ubicado en el MIT como un acadŽmico de prestigio, la vehemencia intelectual de Samuelson adquiri— mayor serenidad.  Pero su intolerancia con los errores l—gicos y con la pedanter’a intelectual nunca ha desaparecido.  En el texto se cita un testimonio que se atribuye al ilustre acadŽmico de nacionalidad hindœ, Jagdish Baghwati.  Este relata que en el continente europeo, en alguna reuni—n social a la que asist’a previa a un evento cient’fico, Samuelson se top— de frente con un colega que de tiempo atr‡s escrib’a unos art’culos muy le’dos en una publicaci—n de mucha circulaci—n.  Advertencia: ÒÁProfesor —se–al— Samuelson—, le aconsejo que se ponga en alerta: alguien anda suscribiendo con su nombre una serie de editoriales  lamentables!Ó

 

Samuelson ha sido indudablemente uno de los economistas m‡s distinguidos de la modernidad y lo seguir‡ siendo mientras viva.  Para los autores del libro ha sido el m‡s eminente de la era contempor‡nea, aunque con toda honestidad reconocen en su texto que quiz‡ a la postre el pensamiento de Milton Friedman haya sido m‡s influyente sobre la opini—n pœblica y en materia de pol’tica econ—mica.  Pero el reconocimiento de ese hecho en nada debilita la decisi—n de tomar a Samuelson como su mejor ejemplo, y escribir un libro biogr‡fico que sirva de referencia para ilustrar lo que es la econom’a moderna.

 

Los autores desarrollan con todo cuidado sus argumentos para apoyar su elecci—n en favor de Samuelson. Admiten que en ciertas coyunturas y en l’neas tem‡ticas espec’ficas ha habido otros colegas que han brillado intensamente.  Con todo, juzgan la trayectoria de Samuelson con la visi—n m‡s amplia.  Es decir, evalœan la totalidad de sus aportaciones: su permanencia en la frontera del avance de la ciencia y de la teor’a, su gran cobertura de temas y su brillantez como expositor, como difusor y como catedr‡tico.

 

Segœn puede comprobarse en la contraportada, los autores son por derecho propio acadŽmicos muy distinguidos.  Su erudici—n, que no s—lo se refiere a la econom’a sino a la filosof’a de la ciencia y a la metodolog’a, ha quedado plasmada en las p‡ginas del presente texto.  Dichas aportaciones ser‡n evidentes hasta para el lector m‡s superficial, ya que han realizado una labor editorial sobresaliente.  La investigaci—n de las fuentes result— de gran calidad y ese esfuerzo se aprecia, entre otros aspectos, en las muy acertadas citas que enriquecen al texto.  Adem‡s, han logrado incorporar en la obra el testimonio sobre la trayectoria y la figura del profesor Samuelson de un conjunto de los m‡s distinguidos economistas de su Žpoca. 

 

En el cap’tulo 3, intitulado ÒSamuelson, el fil—sofo y el te—ricoÓ, los autores presentan una visi—n a vuelo de p‡jaro de lo que ha sido la evoluci—n de la ciencia econ—mica desde sus or’genes, durante la transici—n del feudalismo al capitalismo, hasta la revoluci—n que deton— Keynes hacia mediados de los a–os treinta, ya en el siglo XX, con su cŽlebre y polŽmico libro La Teor’a General.  Ese estupendo recuento responde a una finalidad editorial: ubicar a la obra de Samuelson en el contexto de la econom’a contempor‡nea.  La finalidad se logra con acierto.

 

Como lo se–alan los autores, resulta dif’cil poner en un resumen las aportaciones de Samuelson a la ciencia econ—mica.  Tan s—lo la extensi—n de sus obras completas editadas por el MIT y que cuentan con 5 volœmenes, atestiguan que ha publicado decenas de ensayos y art’culos en revistas cient’ficas de primer nivel, adem‡s de su exitoso desempe–o como columnista en la influyente revista Newsweek.  Pero m‡s que la cantidad, lo que los autores destacan en la trayectoria profesional del profesor Samuelson es la calidad de su trabajo cient’fico e intelectual.  Su influencia fue decisiva –la m‡s importante— en el avance metodol—gico de la ciencia econ—mica, asunto al cual, como ya se ha dicho, los autores dedican el segundo cap’tulo de su libro.

 

Adem‡s, el mundo ha sido reconocido y generoso con el profesor Samuelson. En consideraci—n de su copiosa e importante producci—n acadŽmica, el biografiado ha sido honrado con todas las distinciones y los premios que un acadŽmico en la especialidad de la econom’a puede recibir en vida.  A ello se refieren los autores con acierto y gracia en la secci—n ÒTrofeos de GuerraÓ, que forma parte del cap’tulo 4 de la biograf’a. 

 

Al lector potencial –y esperar’a que muchos acudan al llamado— le recomendar’a incluso la lectura del apŽndice del volumen, que presenta una recopilaci—n de las frases cŽlebres atribuidas a Samuelson.  Hay para todos los gustos. Se trata, en suma, de un muestrario digno de consulta. En su opini—n, las frases citables del profesor Samuelson pueden clasificarse en las siguientes categor’as: Òc‡psulas de sabidur’aÓ, aforismos, axiomas, m‡ximas y analog’as.

 

Las m‡ximas pueden considerarse reglas de conducta susceptibles de servir como gu’a para la acci—n.  En esta categor’a me llamaron la atenci—n dos citas perspicaces: ÒEs preferible un intelecto vac’o, que otro saturado de tonter’as, inconsistencias deductivas e hip—tesis emp’ricas infundadasÓ — ÒAœn un reloj descompuesto marca con exactitud la hora peri—dicamente, pero en momentos en que œnicamente aquellos con un buen cron—metro est‡n en posibilidad de identificarÓ.

 

Aforismo –se se–ala en ese apŽndice— es un principio abstracto.  Y es en dicha categor’a en donde se ubican las siguientes reflexiones notables: ÒLas cosas b‡sicas son con frecuencia las m‡s dif’ciles de entender a profundidadÓ. ÒNunca debe subestimarse el poder enceguecedor de un error bellamente planteadoÓ.  Por œltimo, tambiŽn en Òc‡psulas de sabidur’aÓ o entre las Òanalog’asÓ, hay varias citas dignas de recordarse.  Por ejemplo la siguiente: ÒEl arte de la pol’tica econ—mica consiste en saber cu‡ndo y c—mo modificar modelos abstractos para que incorporen las distintas discrepancias que afloran entre ellos y el mundo realÓ. 

 

Aunque el texto escrito por los profesores Szenberg, Gottesman y Ramrattan no es un libro sobre econom’a, quien se acerque a su lectura obtendr‡ una visi—n reveladora de lo que ha sido esta disciplina durante poco m‡s de dos siglos de existir.  M‡s importante aœn es que la obra est‡ escrita tanto para legos como para iniciados.  En ella pueden conocerse muchos otros aspectos paralelos a la carrera acadŽmica y profesional del profesor Samuelson, que no necesariamente tienen que ver en forma directa con los asuntos a que me refiero l’neas atr‡s: su bonhom’a como colega y acadŽmico, lo mucho que le debe a su trabajo el prestigio que ha conseguido el departamento de econom’a del MIT, as’ como el detalle de otras aportaciones suyas.  En un pasaje se se–ala reveladoramente que la mente de Samuelson ha operado como un desaf’o permanente contra Òla ley f’sica que plantea la imposibilidad del movimiento continuoÓ.  Y sobre todo, cabe destacar la relevancia de su ejemplo como cient’fico y  su equilibrio como ser humano.



[*] Gobernador del Banco de MŽxico.